Estimaciones conservadoras indican que vamos camino de un calentamiento global medio de 1,5ºC en la próxima década; siendo éste un punto de inflexión que podría conducir a un aumento de eventos climáticos adversos como inundaciones, sequías e incendios forestales. Es por ello que Ley Europea del Clima ha establecido el objetivo de neutralidad climática de la UE a 2050 y la reducción en un 55% de las emisiones en 2030.

No existen buenos gases de efecto invernadero (GEI). Aunque su vida útil y su potencial de calentamiento global son claves para evaluar su impacto. El metano (CH4) es el segundo GEI antropogénico más abundante después del dióxido de carbono (CO2), y representa alrededor del 20% de las emisiones globales. Sin embargo, es responsable de casi un tercio del aumento de las temperaturas globales desde la Revolución Industrial.

‍¿Por qué? El metano atrapa 84 veces más calor que el CO2 en 20 años y tiene una vida útil relativamente corta, de unos 12 años, antes de oxidarse para formar CO2.
Con el tiempo, el impacto del CO2 es mayor, ya que permanece en la atmósfera durante mas de mil años. El problema es que no tenemos esa cantidad de tiempo y, por lo tanto, no podemos centrarnos únicamente en el carbono.

En cuanto al desglose de las emisiones de este gas por la actividad humana: el 42% pertenece al sector agroganadero, un 36% de la extracción de combustibles fósiles (gas y petróleo) y un 18% al de los residuos y el resto a otras fuentes.
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Las medidas para reducir las emisiones producidas por el uso de los combustibles fósiles y el carbón y los vertederos están bien definidas y existe la tecnología necesaria para implementarlas. Mesta nace para catalizar las posibilidades de reducción y absorción en el sector primario, concretamente en la ganadería láctea.

Las estimaciones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPPC) indican que la actividad ganadera puede suponer un 14,5 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI). De ellas, unos dos tercios son producidas por los rumiantes (vacas, ovejas, cabras, búfalos y ciervos), principalmente debido al metano generado en la fermentación de los alimentos en el rumen (metano entérico). Estas cifras son más bajas en España, ya que en 2020 la ganadería supuso un 9,1 % del total de GEI, correspondiendo el 6,9 % a las las emisiones entéricas de metano, que en su amplia mayoría (95 %) procedieron de los rumiantes. En términos de CO2 equivalente, el sector lácteo genera 3,2-3,7 kg CO2/kg de leche, de acuerdo a datos basados en el ACV (herramienta metodológica que sirve para medir el impacto ambiental de un producto). Si lo extrapolamos a las más de mil millones de vacas en el planeta, juntas serían el tercer país que mas emite, solo por detrás de EE.UU. y China (con unas 5 Gigatoneladas de CO2/año)

En la reunión sobre el clima (COP26) celebrada en Glasgow se llegó a un acuerdo, promovido por la Unión Europea y Estados Unidos y suscrito por más de 100 países, para reducir un 30 % las emisiones de metano en 2030. Otros organismos internacionales como The Global Methane Hub o la FAO están liderando el camino.

‍Global Methane Hub ha lanzado un vehículo de 200 millones de dólares con financiación de la Fundación Bezos Earth y la Fundación Bill y Melinda Gates para coordinar a nivel mundial los esfuerzos para reducir el metano proveniente de los eructos de las vacas.

La FAO ha trazado una hoja de ruta para reducir un 25% las emisiones de metano procedentes de la ganadería a 2030 y un 50% a 2045.

El Ministerio de Agricultura y Pesca ha publicado un LISTADO DE MEJORES TÉCNICAS DISPONIBLES PARA LA REDUCCIÓN DE EMISIONES EN GANADO BOVINO. Desde Mesta, estamos proactivamente atacando dos de las más importantes (fermentación entérica y residuos), pero trabajamos con nuestros ganaderos para el resto. Un buen manejo o pastoreo de los animales, su correcta cría e instalaciones de alojamiento, un uso eficiente del agua y de la energía, etc. son otras técnicas disponibles. Estas medidas requieren una inversión importante para el ganadero que desde Mesta queremos ayudar a financiar.

La eficacia real de esta medida es cuestionable. En un estudio realizado en Estados Unidos en el que se tuvieron en cuenta todos los cambios de la dieta se estimó que la eliminación total de la proteína animal en toda la población americana solo reduciría un 2,6 % las emisiones de GEI y llevaría a dietas deficientes en varios nutrientes esenciales y con exceso de energía.

‍Otro estudio reciente indica que mejorar la eficiencia productiva de la ganadería sería más eficaz para reducir las emisiones de metano que reducir el consumo de productos animales. Otro aspecto importante es que las dietas de los rumiantes y de otros animales domésticos contienen habitualmente cantidades importantes de subproductos de la industria agroalimentaria (zumos y conservas vegetales, azucareras, cerveceras, harineras, destilerías, etc.), que son de esta forma reciclados y se elimina su posible riesgo medioambiental. La contribución de la ganadería a reducir las emisiones de estas industrias no suele tenerse en cuenta cuando se habla de la contaminación provocada por las explotaciones ganaderas. En resumen, si bien es cierto que los rumiantes contribuyen de forma importante a las emisiones globales de metano, también hay que considerar los numerosos aspectos positivos que tiene su producción. Actualmente existen varias estrategias que combinadas adecuadamente pueden aumentar la eficiencia productiva y reducir estas emisiones.

El objetivo final debe ser lograr una producción ganadera más eficiente, que garantice la salud y bienestar animal y la conservación de los recursos naturales, con explotaciones económica y socialmente viables que puedan producir alimentos seguros y de alta calidad nutritiva.

‍Cita: María Dolores Carro Travieso, Catedrática de Producción Animal en la Universidad Politécnica de Madrid. Esta nota apareció originalmente en The Conversation.

Como hemos hablado antes, los ganaderos no pueden permitirse el lujo de vivir de ideales. Cualquier solución para reducir emisiones en el sector tiene que venir de la mano de un incentivo económico para ellos. Hemos visto muchas soluciones que ignoran este problema, o incluso propuestas dudosas como penalizar a los agricultores por sus emisiones. Desde Mesta vemos la generación de créditos de carbono como la manera más sencilla de mejorar la economía de nuestros ganaderos mientras mejoramos el planeta.

La solución de Mesta es sencilla: introducimos soluciones como aditivos alimenticios en la dieta de las vacas que mejoran su digestión y reducen un 10% la emisión de metano.
Esta intervención no sólo reduce la huella de carbono de las granjas, sino que también contribuye a la generación de créditos de carbono. Estos créditos representan una oportunidad valiosa para las empresas interesadas en cumplir con sus compromisos ambientales y mejorar su desempeño en materia de responsabilidad corporativa y sostenibilidad.

Todas nuestras iniciativas pasan por un riguroso proceso de verificación científica y años de experimentación en programas piloto para garantizar su seguridad y eficacia.
Inicialmente hemos seleccionado la metodología “VM0041 Methodology for the Reduction of Enteric Methane Emissions from Ruminants through the Use of Feed Ingredients” de Verra para certificar nuestros créditos. Los proyectos de Verra han reducido o eliminado de la atmósfera casi 1.000 millones de tCO2 y otras emisiones de GEI. Estos proyectos deben someterse a un riguroso proceso de evaluación. Una vez certificados, estos proyectos pueden optar a la emisión de Unidades Verificadas de Carbono (VCU). El registro cuenta con medidas de mitigación contra el riesgo natural, de modelo, contractual y de contraparte, protegiendo tanto a los vendedores como a los compradores.